Viñales

Como Cuba no terminaba en la Habana, me disponia a hacer una salida de 4 dias a la zona de Viñales, en el extremo noroccidental de la isla, frente a las costas de Florida. Esta vez iba solo, pues mis amigos cubanos se quedaban en la capital trabajando. Por enesima vez el viaje me guardaba una sorpresa, esta vez en forma de catalana, Laura, y lituana, Rlena. Casualmente iban a Viñales y coincidimos en el viaje. Nos hicimos inseparables y formamos grupo por una semana. A la llegada al pueblo nos sorprendio la gente que nos esperaba, cartel en mano buscando huespedes. Estamos aun en temporada baja.
El primer dia nos fuimos con el hijo de la casera de ellas, un buen tipo, pero con una increible jeta , que no le importaba demostrar lo poco que le importaba su mujer. Nos llevo aaloso, un rio con una pequeña cascada y alli fue donde Elena comprobo lo acertado del nombre. Luego visitamos las cuevas de Palenque, donde se escondian los negros esclavos que se fugaban, los cimarrones.
El dia siguiente tomamos una bici y atravesamos unos campos enfangados en donde perdimos la paciencia, la calma y mas de uno las chancletas. La aventura se completo entrando, con un guia local, en una impresionante gruta, unos 300 metros, y bañandonos en una helada piscina interior. A la vuelta nos topamos por casualidad con una familia de guajiros, familia cubana de campo, que nos brindaron una hospitalidad fuera de lo comun. Gentes sencillas de vida humilde y castigados por la serie de ciclones que azotaron la isla en el 2008. Gentes amables y risueñas como pocos y prestos a compartir lo poco que tenian sin pedir nada a cambio, cafe, mango, habanos... Estoy seguro que tanto Elena y Laura, que han trabajado un año en Ecuador de cooperantes, como yo, nos llevamos el mejor regalo de Viñales.
El tercer dia lo pasamos enterito en las bellas playas de manglares y arena fina de Cayo Jutia. Tuvimos el mismo conductor y nos acompaño la ´amiguita´ de este, rn un carro destartalado que llego de milagro.
Las noches fueron tan o mas freneticas que los dias. Estas empezaban con los increibles mojitos de la abuela que no tenia abuela, seguian en la orquesta que siempre acababa pronto, o nosotros llegabamos tarde. Luego salsa, regueton, musica modernilla y asi hasta las tantas. Mas tarde ya con nuestros colegas Niurca, Ivan y companyia nos tomabamos rones al estilo cubano. La fiesta, o la guerra la acababamos cada uno por nuestro lado y se nos hacian las tantas.
A la vuelta de Vinyales, pasamos juntos los ultimos dias de las chicas en ls Habana. Turismo, literatura y mas fiesta. Sin duda fue una relacion corta pero intensa, que espero continue por otras tierras...